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¡Mira
niño! Eleva tus ojos al cielo. Ve este azul. Ve que paz él transmite. ¡Mira! Mira las estrellas, ellas te miran también, quieren jugar, quieren ver tu
sonrisa más sincera, quieren verte muy feliz. Sueña niño. Cree que tu vida es
un paraiso. No te pongas enfadado ni por un segundo, mientras eres niño, no hay
tiempo para esto ahora. No te dejes salir de tus ojos esta luz tan intensa. No te olvides nunca de este momento. Lo eterniza en tu corazón.
Mira niño, es
la vida presente aquí. Cada minuto no se habrá repitido. Todo cambia. Todo es
pasagero. Desea, pida al universo y él te concederá todo lo que quieras. Llena tu alma, niño. Cubrete de amor, forma parte de todo. Dona, reciba. Esta
es la vida. Tal vez no te puedas entenderla, o talvez tu, que todavia no ha maculado los pensamientos con idéas negativas y
profanas con la soberbia, sea lo que la conoce bien. Porque absorve de
ella, la magia, la fantasia, la belleza de cada instante. Puede ser que te
pierdas por el camino, que es largo y mucho poco seguro. Todavia, sí hubieres
guardado dentro de ti fragmentos de cada buen momento que te has presenciado,
nada que habrá venido lo habrá lastimado.
¡Mira niño, es la vida! No corras, también no te quedes parado. Sigue tranquilo, anda en el compase
del tiempo. Y cuando no seas más niño, sino un hombre, te acordate de que la
magia nunca muere. Ella viverá para siempre en tus ojos. Y aunque hubiere
transformadote en viejo, todavía continuarás con estes ojos de niño, viendo la
vida como si tuviera siempre estellas a tu alrededor. Porque se dicen que los
ojos son las ventanas del alma y esta jamás envejece.